“Este es el Dr. Uri Ilan, el residente a cargo del hospital provisional en Nepal; “Necesito ayuda”, dijo por el teléfono el Dr. Ilan al Dr. Jacques Braun, director de la unidad de cuidados intensivos pediátricos de la Organización Médica Hadassah.
En su vida “normal”, el Dr. Ilan es el jefe de residencia del departamento de pediatría en el Hospital Hadassah Ein Kerem. Diagnosticó a un bebé nepalés el síndrome urémico hemolítico (SUH), una condición que afecta a la sangre y a los vasos sanguíneos. El niño necesitaba una diálisis, pero no tenían la máquina necesaria en el hospital provisional.
“El Dr. Braun nos guío cómo hacer una diálisis manual en el niño”, contó el Dr. Ilan. “Qué sentimiento tan extraordinario poder recibir experiencia de esta forma”.
Aunque el equipo israelí fue a Nepal para ayudar a las víctimas del terremoto, los residentes de Kathmandu aprovecharon la presencia de los médicos para pedir ayuda para sus niños enfermos.
“Tuvimos varios pacientes con heridas generadas por caer de paredes y techos, pero también varias enfermedades serias que no se relacionaban con el terremoto”, dijo el Dr. Ilan. Recuerda a una jovencita que vino porque tenía acné severo y no sabía qué le estaba pasando.
“Incluso tuvimos pacientes que nunca antes habían visitado a un médico”, dijo el Dr. Ilan. Por ejemplo, dos madres trajeron a sus hijas al hospital provisional de Hadassah, a pesar de no tener síntomas de ninguna enfermedad. Vinieron únicamente porque sus hijas nunca antes habían ido a ver a un médico y escucharon que Hadassah les iba a dar atención médica. “Fue grandioso conocer a estas dos pequeñas, no podía dejar de pensar que era el primer doctor que conocían, y eso me daba mucha satisfacción”, dijo el Dr. Ilan.
Dentro de las 12 horas de su llegada, la misión de las Fuerzas de Defensa de Israel fue establecer un hospital provisional cerca de un hospital en Kathmandu. En total, 1,600 pacientes fueron atendidos; los doctores dormían y trabajaban en sus casas de campaña.
“Los pacientes son muy callados y pacientes”, dijo el Dr. Ilan. “Una niña se había abierto la cabeza por una caída de un edificio que colapsó, podíamos ver su cerebro, pero la niña no lloraba”.
El edificio del orfanato privado más grande de Nepal, Bal Mandir, colapsó parcialmente dejando a 100 niños sin hogar. No pasó mucho tiempo a que enfermaran y tuvieran diarrea. “Me preguntó si alguien llevó a estos niños a que se lavaran las manos con jabón. Me di cuenta que no, entonces di una lección pública, así como lo hicieron las primeras enfermeras de Hadassah hace 100 años, y la situación mejoró”, dijo el Dr. Ilan.“Trajimos mucho con nosotros”, dijo el Dr. Ilan; pero esto no se compara con el trabajo que se puede hacer en un hospital moderno. En el provisional debes apoyarte en lo que conoces y en tu intuición.
Todos sentimos lo mismo, por lo que existe un gran sentido de cooperación y apoyo.
El Dr. Ilan dijo que regresó con un gran sentimiento de logro. “Aquí siempre estoy con prisas. Aprecio mucho que a pesar de todo el sufrimiento que pasó la gente de Nepal, siempre permaneció la calma entre la población. La gente me pasó un poco de esa calma mientras estaba atendiéndolos. Espero que ese sentimiento se quede conmigo”.