Por medio de una investigación pediátrica enfocada en el manejo del dolor, la Dra, Yaffa Zisk Rony que tiene un PhD en la Universidad de Pennsylvania y una beca- postdoctoral en la Universidad de Yale en New Haven, Ct. comprobó al regresar al Centro Médico Hadassah una situación repetida en la que los padres involuntariamente suministran dosis menores de medicamento a sus hijos.
La Dra. Zisk Rony, Jefa de la enfermería de práctica avanzada en la Universidad Hebrea de Hadassah – La Escuela de Enfermería Hernrietta Szold explica: “Por supuesto que los padres buscan lo mejor para sus hijos, sin embargo, les preocupa que dentro de los efectos secundarios que pueden tener ciertos medicamentos, sus hijos puedan volverse adictos a ellos, la doctora opina que el resultado de esto es como tratar de apagar un incendio con una taza de agua.”
La Dra. Zisk Rony fue recientemente nombrada como Presidenta del Comité de Ética en la Investigación de Seres Humanos dentro de la Universidad Hebrea en la facultad de medicina, odontología y ciencias de la vida. Ella explica: «Los niños esperan que sus padres por instinto propio puedan saber que sufren de dolor, sin embargo, en repetidas ocasiones los padres no tienen idea de esta situación y confunden el dolor de sus niños con un berrinche debido a que muchos de ellos a veces logran distraer el dolor jugando o intentando calmarse.”
Según la Dra. Zisk Rony, incluso cuando los padres están de acuerdo en dar a sus hijos los medicamentos necesarios para controlar el dolor, muchos de ellos acuden a medicinas como el Advil o el Tylenol las cuales no tienen la potencia necesaria que otras medicinas tienen, y por ende no son capaces de quitar por completo el dolor en sus niños.
Los padres incluso se olvidan de que las medicinas como el Tylenol, tardan aproximadamente 20 minutos en rendir efecto por lo que suelen reaccionar preocupados cuando no notan mejoras en sus hijos instantáneamente, llegando a asumir que la medicina no es funcional y deciden dejar de suministrársela a sus hijos.
En las ocasiones en las que los padres aceptan dar a sus hijos las medicinas recomendadas por los médicos, muchas veces reducen las dosis intentando no sobre medicar a sus niños.
Dentro de su explayada investigación, la Dra zisk Rony ha comprobado que estos patrones de conducta por parte de los padres son compartidas en diferentes lugares y culturas como los Estados Unidos, Finlandia, Países Árabes e Israel. Ella opina: “Los padres son los padres” esta situación se presenta desde un simple dolor a causa de alguna fractura, dolor debido a alguna cirugía o dolor debido a los tratamientos para contrarrestar el cáncer. Este caso también se presenció en padres cuyos hijos sufren de dolor crónico.
El problema con dar una dosis menor a la necesaria de medicamento a los niños, va más allá de permitirles permanecer bajo los efectos del dolor. Como lo explica la doctora Zisk Rony, “el dolor no trabajado puede ocasionar daños en el tejido plano, por ejemplo, si un niño que tuvo un accidente o acaba de ser sometido a cirugía, llora excesivamente puede provocar que la herida vuelva a abrirse o sangre. De la misma manera, un niño que acaba de ser sometido a una cirugía para extraer sus amígdalas puede negarse a tomar agua arriesgándose a una deshidratación lo cual puede ser perjudicial para su recuperación.
Actualmente la Dra. Zisk está trabajando dentro de un programa dirigido para los padres al que ella llama “intervención computadorizada adaptada” con el objetivo de ayudar a los padres a tratar el dolor de sus hijos de una manera más efectiva en el momento en el que vuelven a sus hogares. La idea es que los padres reciban la información que mejor se adapte a sus necesidades, según la información que ellos proporcionen.
El programa automatizadamente hará preguntas a los padres relacionadas con la condición de sus niños para enfatizar en la correcta forma de manejar su dolor. De la misma manera, hará sugerencias sobre los medicamentos farmacéuticos que pueden suministrar a sus niños, en el tiempo en el que los medicamentos surten correcto efecto. Tales como medicamentos más ligeros o sugerencias de juegos.
Como lo explica la Dra. Zisk Rony “en las intervenciones adaptadas, primero se hace un estudio sobre lo que los padres saben y piensan, después se hace una evaluación de la situación actual y finalmente se toman medidas de acción basadas en esta información,” este tipo de intervención ha servido para ayudar a las personas dejar de fumar o a realizar dietas, sin embargo, aún no ha ayudado a los padres a aprender a manejar el dolor de sus niños.
Con este apoyo y soporte, la Dra. Zisk Rony, cree que los padres se sentirán más seguros a la hora de medicar a sus niños de manera adecuada sintiéndose a su vez más cómodos. Sus hijos en cambio sufrirán del menor dolor posible. La Dra. opina “esta es la base para mi intervención.”