Era viernes en la noche en la sala de emergencias en Hadassah en el Hospital Ein Kerem. La enfermera Ola Ostrovsky-Zak comenzó su turno como de costumbre. Pero cuando termino, había añadido a un elemento inusual a su cuidado de enfermería.
Un choque frontal con un autobús llevo a Yaaman Abu- Ramila, de nueve meses, en una ambulancia a la sala de emergencias. Su madre resultó gravemente herida; su padre había sido asesinado. Sedada e intubada, la madre de Yaaman fue colocada en la unidad de cuidados intensivos de Hadassah. El pequeño Yaaman fue enviado a la sala de emergencias de pediatría.
Aunque Yaaman tenía una fractura de cráneo y una lesión pulmonar, el mayor problema fue que se negó a tomar leche de una botella, y su madre no fue capaz de amamantarlo. Durante siete horas se negó a comer y estaba deteriorando. No dejaba de llorar. “Sus tías me preguntaron si podía encontrar una enfermera para el bebé”, relata la enfermera Ostrovsky-Zak. “No lo pensé dos veces. Tenia una solución fácil. Yo misma podría amamantarlo. Estoy aquí toda la noche. “
La enfermera Ostrovsky- Zak, una pediatra entusiasta de la lactancia materna, tiene tres hijos propios. “Lo alimenté cinco veces durante la noche”- recuerda.
Originalmente una bailarina profesional, la enfermera Ostrovsky- Zak se interesó en la enfermería después de dar a luz. Gracias a las parteras que cuidaban de ella, se sentía empoderada y estaba tan impresionada con ellas que cambio de carrera y se convirtió en una partera.
¿Cómo se sintió el bebé al tener un extraño amamantándolo?
“Lo vi acomodarse cómodamente en mis brazos”, dice la enfermera Ostrovsky- Zak. Cerró los ojos tranquilamente y se quedó dormido. Se sentía natural.
Las tías de Yaaman la abrazaron y le agradecieron, recuerda la enfermera Ostrovsky- Zak. “Se sorprendieron porque dijeron que no sabían que una mujer judía aceptaría amamantar a un bebé palestino”. Les dije que cualquier madre lactante lo haría.
Al final de su turno, surgió la pregunta de quién se haría cargo de alimentar al bebé. La enfermera Ostrovsky- Zak, que ya había estado en el hospital durante 24 horas y necesitaba ir a casa con sus propios hijos, publicó un anuncio en la pagina de Facebook “La Leche”: “¿Hay una madre en Jerusalén que este cerca del Hospital Ein Kerem que pueda alimentar a un bebé mañana por la mañana?” en poco tiempo, las mujeres de todo el país respondieron, ofreciéndose como voluntarias para ayudar. Algunos incluso estaban dispuestos a venir todo el camino desde Haifa. Otros que no tenían leche ofrecieron a venir a sostener al bebé.
El interés en la identidad palestina del bebé sorprende a la enfermera Ostrovsky- Zak, porque como ella explica: “ En Hadassah, tratamos a todos. Lo digo sin una gota de cinismo. En el centro de trauma, a veces tenemos a la victima de terror en una cama y al terrorista en otra. Tratamos a quién necesita tratamiento, urgencia primero, sin pensar en origen étnico. Por casualidad, este bebé que necesitaba enfermería era palestino. Había sufrido un trauma muy difícil, y no sentía nada diferente de cuidar a uno de mis propios hijos”.
La familia del bebé sigue emocionada por el cuidado amoroso que le fue dado en el hospital. “La enfermera es como una hermana en nuestra familia”, señaló la tía Samar. “Ella vino al rescate de Yaaman y le dio cariño. No podemos agradecerle lo suficiente desde el fondo de nuestros corazones. Vi a un bebé no a su nacionalidad”.
Según el Islam, la abuela de Yaaman añade, “Si una mujer cuida a un bebé cinco veces, el bebé es considerado su hijo”.
“Eso cumple un sueño mío”, dijo la enfermera Ostrovsky- Zak,- “He querido tener un cuarto hijo”.
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