Orion Raz, de 17 años, había contraído COVID-19, pero solo tenía síntomas leves. Un mes después, sufrió un síndrome inflamatorio severo, que resultó en su hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (PICU) en el Hospital Hadassah Mount Scopus.
Tanto Hadassah Ein Kerem como Hadassah Mount Scopus han tratado a más de 35 niños que padecían el mismo síndrome después de recuperarse del COVID-19. Los síntomas del síndrome, que hace que los órganos del cuerpo se inflamen, incluyen dolor de estómago intenso, fiebre, dolores musculares, diarrea y vómitos. Los niños también pueden experimentar una disminución de la función cardíaca y sus músculos pulmonares pueden hincharse.
«Estamos hablando de un síndrome que puede poner en peligro la vida», relata la Dra. Rebecca Brooks, directora de la UCIP, «pero con un diagnóstico y tratamiento rápidos, los niños pueden recuperarse por completo».
Orión ahora se ha recuperado lo suficiente como para volver a casa. Lea su historia en The Jerusalem Post.