Recientemente Hadassah del Reino Unido recibió a una trabajadora social del Centro Médico Hadassah, Lamis Shibili Ghadir, para hablar acerca de “Los retos multiculturales de una trabajadora social árabe en Israel”.
Lamis también es instructora de campo para estudiantes de labor social en la facultad de labor social de la Universidad Hebrea de Hadassah.
Para Lamis, el poder dar el mejor servicio a todos sus clientes es su prioridad, sin importar las distintas demandas. Entre sus tareas, está la extensión hacia Charedi y otras comunidades religiosas para educar a las niñas acerca de las consecuencias del embarazo precoz; otra es tratar con temas de seguridad cuando se traen pacientes de Gaza a Jerusalén para que reciban tratamiento. Un día normal puede involucrar coordinación con el ejército y/o estar en un punto de control para recibir a los pacientes. Estos pacientes de Gaza, vienen acompañados únicamente de un familiar que generalmente no habla Hebreo, pero Lamis hace las traducciones. Una proporción considerable de los pacientes que son atendidos en la Unidad Pediátrica de Cuidados Intensivos Hadassah sólo hablan árabe.
Durante su presentación en Hadassah del Reino Unido, Lamis compartió un caso de estudio de una mujer sumamente ortodoxa, que después de varios ataques terroristas en Jerusalén, inicialmente no quería compartir el cuarto con otras madres que también querían estar cerca de sus hijos enfermos. “Son todas árabes”, dijo ella con miedo.
Después de que Lamis habló con ella y la ayudó a entender que la mayoría eran madres primerizas como ella, que sólo estaban preocupadas por el sufrimiento y enfermedad de sus hijos, la mujer entendió y aceptó compartir el cuarto. También es común entre los pasillos de Hadassah que se forjen amistades entre distintos grupos étnicos.
Lamis relató otro caso sobre Yusif, un pequeño de 9 años del este de Jerusalén, quien tenía un problema cardíaco que atentaba en contra de su vida. El tratamiento involucraba múltiples operaciones de corazón y varias semanas en la Unidad Pediátrica de Cuidados Intensivos, en plena guerra de Gaza el verano pasado. Su madre, Fatma, tenía parientes en Gaza; le pidió a Lamis que no le dijera nada al personal, pues creía que su hijo iba a ser atendido de manera distinta que los pacientes judíos. Resultó que Fatma entabló una fuerte relación con las enfermeras, quienes le trajeron regalos s Yusuf en su cumpleaños. Fama compartió con Lamis la gran satisfacción que sintió al ver que los problemas en Gaza no afectaron en el profesionalismo de Hadassah. Además, Fatma es amiga del personal de la Unidad Pediátrica de Cuidados Intensivos de Hadassah.
Para Lamis, estas son sólo dos historias de muchas. También transmitió que la isla de paz y coexistencia predomina en la escuela de Hadassah, la cual ofrece a los pacientes el poder continuar sus estudios. Es un lugar dónde los niños árabes celebran el Ramadán junto a los pacientes judíos y los niños judíos les enseñan acerca de sus tradiciones. Lamis cuenta que frecuentemente le dicen que no pueden creer que esto pase en Israel. Ella les contesta: “Vengan al ala pediátrica de Hadassah y lo verán”.