Imagínese que en 1948 el Dr. Isaac Caesar Michaelson, quién había sirvido como cirujano oftálmico para el Octavo Ejército británico mientras los soldados luchaban contra los nazis en Egipto, inmigró a Israel.
El ministerio de salud recién creado le pidió que establezca servicios de atención ocular para el nuevo estado.
Seis años más tarde, en 1954, el Prof. Michaelson es nombrado Director del Departamento de Oftalmología del Centro Médico Hadassah.
Bajo su gestión, el departamento se convirtió en el Centro de Investigación Oftalmológica, el primer departamento de oftalmología en incluir laboratorios de investigación. El Prof. Michaelson se enfocó en la formación de nuevos vasos sanguíneos patológicos en la retina y predijo que había una proteína que estaba desencadenando este crecimiento anormal del vaso. Él lo llama «el factor x». Si bien este factor se consideró esencial para el desarrollo de los vasos sanguíneos de la retina, también podría estimular la creación de demasiados vasos en respuesta a la falta de oxígeno que llega a los tejidos de la retina y causar enfermedades.
En 1991: El oftalmólogo Hadassah Prof. Jacob Pe’er (foto arriba) estudió el cáncer ocular. Él fue a ver al Prof. Eli Keshet, biólogo molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea Hadassah, porque sabía que el profesor estaba estudiando los mecanismos de formación de vasos sanguíneos y los elaborados controles de la proteína principal que inicia la génesis de nuevos vasos sanguíneos. Estos vasos sanguíneos son un factor muy importante en la nutrición de las células cancerosas.
Mientras escuchaba al profesor Keshet describir su trabajo, el profesor Pe’er descubre que su corazón está comenzando a acelerarse. Le pide al Prof. Keshet que examiné una muestra de tejido retinal de uno de sus pacientes con cáncer porque comenzó a sospechar que la proteína que el el Prof. Keshet estaba estudiando se trataba del factor x del Prof. Michaelson.
Recordando este escenario, muchos años después, el Prof. Pe’er dijo: «No pude dormir por tres noches hasta que los resultados regresaron. Efectivamente, habíamos encontrado la clave del misterioso factor x de Michaelson. Ahora se podría desarrollar un medicamento para tratarlo y salvar la vista de las personas“.
Esa proteína se llama factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF). Es una proteína señal que estimula la formación de vasos sanguíneos. Con este descubrimiento, se abrió la puerta intelectual para que un fabricante de medicamentos llamado Genentech desarrollará un antídoto para este VEGF superproductivo.
Avastin de Genentech, una de las medicinas más ampliamente prescritas en la actualidad y fue el resultado para tratar enfermedades retinianas tales como la degeneración macular relacionada con la edad, la retinopatía diabética y la oclusión de la vena central de la retina.
El profesor Pe’er explica: «Es simple. La clave para desarrollar cualquier medicamento es identificar primero el germen o la bacteria o, en este caso, una proteína que está causando el problema. Una vez que identificamos el VEGF, la compañía farmacéutica podría desarrollar su remedio. Avastin es el «anti» que combate el VEGF superproductor “.
Hoy en día, hay una serie de medicamentos «anti-VEGF» que se están estudiando para tratar una variedad de cánceres.